El término "micro" es habitual como prefijo cuando queremos expresar que algo es muy pequeño. Los mineralogistas lo utilizamos también como apócope, con el singular "micro" o el plural "micros", de dos términos diferentes, que a menudo se confunden: micromontaje y micromineral.
Desde un punto de vista del mineralogista, y a pesar de no ser un término así aceptado en castellano, podemos definir un "micromineral" como un mineral que se presenta en la naturaleza en cristales o grupos de cristales muy pequeños (de hasta 2-3 mm), que sólo pueden ser bien observados con instrumentos ópticos de aumento, ya sean lupas de mano (5, 10, 15, 20 aumentos) o estereomicroscopios (10, 20, 40, 60 ... aumentos), también conocidos como lupas binoculares o, popularmente, con el apócope "bino".
De las casi 5.000 especies minerales reconocidas, no llegan al millar las que pueden aparecer en cristales de más de unos 3 mm. El resto las podemos considerar como "microminerales".
Con el fin de diferenciar las muestras de minerales en función de su tamaño, los coleccionistas suelen utilizar unos términos en inglés más o menos estandarizados. Así, para las muestras más pequeñas está el término thumbnail (de thumb = "pulgar") que podemos traducir como "miniatura", o mejor, "pequeña miniatura" (para no confundirlo con el tamaño inmediatamente superior, la miniatura). Las pequeñas miniaturas serían las muestras de minerales que se pueden montar dentro de cajitas/urnas de unos 2 x 2 a 3 x 3 cm (y altura variable). Aquí podemos incluir todas las muestras masivas, con costras, cristalinas o cristalizadas, con cristales que pueden ser submilimétricos o llegar hasta el centímetro o algo más (en cristales aislados).
Una variante del thumbnail, que se suele considerar de manera independiente, es el micromount, que normalmente traducimos como "micromontaje". Estrictamente hablando, este término, tal cual o con el apócope "micro", se debe reservar para aquellas pequeñas miniaturas que incluyen muestras con cristales de menos de 2-3 mm. Por lo tanto, podemos decir que un verdadero "micro" sería una muestra de un micromineral presentada como micromontaje, es decir, montada en una cajita/urna de unos 2 x 2 a 3 x 3 cm (y altura variable). Obviamente, podemos tener microminerales montados en cajitas/urnas más grandes; entonces podemos seguir hablando de "micros", en tanto que microminerales, pero ya no, estrictamente, de micromontajes.
Las colecciones de "micros"
Se puede coleccionar "micros" por diversos motivos y objetivos. Uno de los motivos que suele ser más habitual tiene que ver con el espacio disponible para la colección, y más si el objetivo es tener la mayor cantidad posible de minerales, en general, y de especies minerales, en concreto.
Entre los diferentes tipos de colecciones que podemos hacer, hay uno en el que tener "micros" puede ser necesario, especialmente si tenemos limitaciones con el espacio disponible: la colección de sistemática, entendida como sistemática mineral, o mejor dicho, como sistemática mineralógica (lo que sistematizamos es la Mineralogía). Y esto es así porque el objeto-objetivo de una colección de sistemática es precisamente tener la mayor cantidad posible de especies minerales.
Por lo tanto, si queremos tener una colección de sistemática y podemos tener problemas de espacio, los thumbnails (pequeñas miniaturas) son la solución ideal. Si a esto añadimos que la gran mayoría de especies minerales, sobre todo las más raras, sólo aparecen como microminerales, la mayor parte de nuestra colección de sistemática acabará siendo una colección de "micros" (micromontajes).
Obviamente, si el espacio disponible no es nuestro problema, podremos sacar adelante una colección de sistemática sin preocuparnos tanto por el tamaño de las muestras, como sucede con las colecciones de sistemática mineralógica de muchos museos, aunque, como ya se ha dicho, dado que la mayoría de especies sólo aparecen como microminerales, y más las más raras, disponer de "micros" acaba siendo necesario.
Además del espacio ocupado, los "micros" presentan otras ventajas significativas con respecto a las muestras de mayor tamaño: son más económicos, los cristales suelen ser más perfectos, los intercambios son más fluidos y, fundamentalmente, permiten tener un gran número de especies. Este último aspecto, como ya se ha comentado, es el más importante desde un punto de vista estrictamente sistemático.
Pero lo que realmente define una colección sistemática como tal no tiene nada que ver ni con tamaños ni con rarezas, sino con un aspecto fundamental de la propia ciencia mineralógica: la taxonomía o sistemática.
Taxonomía/sistemática mineralógica
El Diccionari de Geologia (dir. Oriol Riba) define el término taxonomía como «Estudio teórico y práctico de la clasificación de los organismos y de los minerales, incluyendo sus bases, principios, procedimientos y finalidades, de acuerdo con los códigos internacionales de nomenclatura». Y punto y seguido nos remite al término sistemática, que define como «Ciencia que estudia la diversidad de los organismos, su ordenación y las relaciones posibles entre ellos; también incluye el estudio de las causas y el origen de esta ordenación». Por lo tanto, la sistemática sería la ciencia de las clasificaciones/ ordenaciones. Así, podemos decir que los adjetivos "taxonómica" y "sistemática" aplicados a la Mineralogía, son equivalentes.
En el Diccionario de términos mineralógicos y cristalográficos (de Carlos Díaz G.-Mauriño) se defiende el término taxonomía de manera mucho más breve: «Parte de la Mineralogía que trata de la clasificación y ordenación de las especies minerales». Definición ésta que, más o menos, se da en otras obras en el término sistemática.
Finalmente, otros entienden la mineralogía sistemática como parte de la mineralogía descriptiva, como sería el caso de obras tan clásicas como el Manual de Mineralogía de Dana de Hurlbut & Klein (ed. castellano trad. J. Aguilar) y el Tratado de Mineralogía de Klockmann & Ramdohr (ed. castellano trad. F. Pardillo), que incluye un pequeño pero magnífico apartado dedicado a la sistemática mineralógica, donde empieza diciendo «en la sistemática mineralógica no domina la unidad de principios como en la Botánica y en la Zoología [...]; antes bien, existen diversos sistemas de clasificación paralelos», para pasar después a afirmar que la mejor clasificación para los minerales sería la fundamentada en un sistema esencialmente químico.
Por tanto, el término "clasificación" es común a todas las definiciones de lo que entendemos como sistemática mineralógica (o mineralogía sistemática) o, más modernamente, como taxonomía mineralógica (o mineralogía taxonómica): una clasificación fundamentada en un sistema (preferentemente químico o cristaloquímico), que se aplica en función de unos criterios muy concretos. En el caso de las clasificaciones cristaloquímicas, los criterios se fijan en función de dos aspectos fundamentales que forman parte de la propia definición del término "mineral": la composición química (definida simbólicamente con una fórmula química) y la estructura cristalina (que se define con caracteres descriptivos y parámetros como son el sistema cristalino, el grupo puntual, el grupo espacial o las constantes cristalográficas).
Actualmente hay dos modelos o tipos básicos de clasificación (o sistematización, o taxonomización) de las especies minerales con criterios cristaloquímicos: el tipo Strunz (es el recomendado por la IMA; puede tener algunas variantes, como la de S. Weiss) y el tipo Dana (que en su última versión rompía con la sucesión clásica de las divisiones sistemáticas). Una diferencia importante entre ambos: el cuarzo se clasifica entre los óxidos en el tipo Strunz y entre los silicatos en el tipo Dana.
En ambos modelos (y otros) las divisiones o agrupaciones sistemáticas que conforman la clasificación tienen nombres muy similares, que son lo que modernamente llamamos taxones: clase (elementos, sulfuros, halogenuros, óxidos e hidróxidos, carbonatos y nitratos, etc.), subclase, orden, familia, grupo, especie, etc. El taxón fundamental es la especie. Varias especies pueden formar parte de un mismo grupo; varios grupos, de una misma familia/supergrupo; varias familias/supergrupos, de un mismo orden/sección…
Micromontajes, minerales raros y sistemática mineralógica
En ninguna de las definiciones de lo que entendemos como sistemática mineralógica (o taxonomía mineralógica), tal y como acabamos de ver, se ha hablado ni de tamaños ni de rarezas, dos aspectos que, como hemos comentado con anterioridad, parecen muy ligados a lo que entendemos como sistemática.
¿Hay minerales “sistemáticos” o minerales “no sistemáticos”? No. De manera breve y sencilla podemos decir que todos los minerales son “sistemáticos” porque todos se pueden clasificar. No podemos delimitar el hecho de ser “sistemático” en función del tamaño de los especímenes o de la rareza de las especies.
Una colección "de sistemática" no será estrictamente una colección de micromontajes o de minerales raros, sino una colección de minerales que exponemos (vitrina) o guardamos (armarios, cajas) con los especímenes clasificados, según un sistema y modelo a elegir, con el objetivo final de ir teniendo cuantas más especies, mejor.
Damos por hecho que muchas de estas especies son realmente raras y que, por este motivo, además de por cuestiones de espacio, la mayoría probablemente las tendremos en tamaño "micro". Pero esto es meramente "funcional"; lo que realmente importa de una colección de sistemática es tener la mayor cantidad posible de especies minerales, pero procurando que los especímenes estén bien clasificados y además, con el nombre correcto (el nombre de las especies, y otros temas de nomenclatura, son parte esencial de la sistemática mineralógica).
No hacemos sistemática si sólo nos dedicamos a ir acumulando más y más especies, en ‘micros’ o no, de cualquier manera y sin ningún orden aceptable desde un punto de vista de la mineralogía sistemática/taxonómica.